6/11/2003

Liderazgo

“El liderazgo es como la belleza difícil de definir pero fácil de reconocer si uno lo ve”(W. Bennis)
Líder es una palabra de origen sajón que viene del verbo To Lead, que denota guiar, dirigir. Dirigir etimológicamente proviene del verbo latín dirigiere, que significa regir, adiestrar. Las personas influencian positivamente a otras. Este es un hecho social conocido, un dato duro de la realidad. Los seres humanos pueden influenciar con su conducta y con su congruencia personal: Congruencia. En ciencias del pensamiento significa alineamiento positivo entre lo que se dice y se hace, modelaje que evidencia unidad entre las palabras y la acción que soporta con hechos el compromiso contraído.

Lo planteado anteriormente, sustenta de manera sencilla y precisa, la inexistencia de lo que las ciencias del pensamiento consideran: alineamiento político positivo entre lo que se dice y lo que se hace. De todas formas, para no dejar dudas, vale la pena pasearse por lo que José L. Trechera ha catalogado como el Dodecálogo del Antilíder:

1. No desarrolles actitud de aprendizaje. No te formes. Sé fiel al eslogan de que “La vida es la que enseña”. Resalta con orgullo que el último libro que leíste fue la cartilla de lectura primaria.
2. Improvisa. No plantees ni te preocupes por conseguir objetivos. Fomenta un “estado de emergencia permanente”, ante una situación tan urgente es una deslealtad no colaborar.
3. No demuestres empatía o actitud de escucha. No pierdas el tiempo en “charlitas” y “tonterías” con tus subordinados. Hay que dejarse de “infantilismos” y trabajar con “espíritu viril”.
4. Haz trabajar a los sujetos individualmente. Ordena y manda. “Aquí no se piensa, se obedece”.
5. Rodéate de gente incapaz y mediocre. Así sobresaldrás más y no te cuestionarán nada.
6. No delegues. Controla todo. Tienes que estar omnipresente y que te vean como omnipotente. Hazte imprescindible. Crea la sensación de que, sin ti, vendría el caos.
7. Resalta tus méritos y prestigio. No seas humilde. Apúntate los tantos. Ten claro el principio “Mateano”: “A quien tiene se le dará, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene”.
8. No promociones a tus subordinados. Crea un clima de desconfianza y miedo, así liberarán adrenalina y se mantendrán activos.
9. Aíslate en tu torre de marfil. No comuniques. La incertidumbre fomenta la creatividad. Elimina a los “mensajeros inoportunos”, “ojos que no ven...”.
10. Tarda en responder o, mejor, no respondas a los problemas. Si tienen solución, ya se arreglarán y si no, ¿para qué perder el tiempo?
11. Divide y vencerás. Habla con tus subordinados uno a uno. Hazles confidencias, “chantajéalos individualmente” e intenta que se peleen entre ellos, de esa manera estarán entretenidos y no irán contra ti.
12. No dejes descendencia. No crees discípulos. Ten claro que “contigo acaba todo”.

Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Quizás la realidad supere a al ficción y muchos se sientan identificados con el “Dodecálogo” que planteamos. Al menos, es la experiencia que tenemos cuando impartimos seminarios y cursos con personas de distintos ámbitos profesionales. Tan importante es dejar de hacer lo que contribuye a fomentar lo negativo, como realizar lo que creamos adecuado para desarrollar un buen liderazgo.

“Liderazgo es muchas cosas. Consiste en la formación, paciente y por lo general aburrida de coaliciones; es la deliberada siembra de camarillas confiando en que produzcan el fermento apropiado en las entrañas de la organización; es el meticuloso desplazamiento de la atención de la institución mediante el prosaico lenguaje de los sistemas de gestión; es la alteración del orden del día para que las nuevas prioridades obtengan suficiente atención; es hacerse visible cuando las cosas se tuercen e invisible cuando funcionan bien; es formar un equipo leal en la cumbre que hable más o menos con una sola voz; es escuchar cuidadosamente gran parte del tiempo, hablar a menudo de modo alentador y reforzar las palabras con hechos creíbles; es ser duro cuando es necesario y en ocasiones es el puro uso del poder, o la 'sutil acumulación de matices', un centenar de cosas hechas un poco mejor”
(Th. Peters y R. Waterman)
Decálogo de un buen líder

1. Integridad personal

“Se está comenzando a entender que son los seres humanos y no la tecnología los auténticos creadores de valor” (J.L. Trechera)

Un líder tiene que ser creíble. El personal tiene que ver en él sus valores personales: honestidad, coherencia, compromiso, competencia. Difícilmente podrá servir de modelo o ejemplo si no inspira esa confianza.

2. Visión

“Se ha de liderar con los pies en la tierra pero con la cabeza en el cielo”
(W. Bennís)

El líder tiene debe ser capaz de estar pensando “diez años por delante”. Debe adelantarse a los cambios. Conviene que sea “proactivo” y no “reactivo”.

3. Mantener la moral elevada, entusiasmar, implicar a todos en el proyecto

"Si quieres construir un barco, no empieces por cortar las maderas y distribuir el trabajo,
sino que primero has de saber evocar en los hombres
el anhelo del mar libre y abierto" (A. de Saint Exupéry)

Las personas lo que necesitan es esperanza e ilusión. No se puede construir sobre el miedo o la amenaza. No olvidemos que el liderazgo no tiene lugar en una burbuja o en un despacho aislado, sino conviviendo con personas. Un liderazgo no puede mantenerse si no crea entre los seguidores identificación e implicación con el proceso de cambio que se intenta llevar hacia delante.

4. Trabajar en equipo

“El gran hombre, el mito del líder estilo John Wayne ha desaparecido. Hoy se camina hacia la cooperación y participación. Ninguno de nosotros es tan inteligente como todos nosotros” (W. Bennís)
Trabajar en equipo no es sólo un estar juntos y que cada uno haga lo suyo. Es fundamental implicar al personal y llevar a la práctica los principios teóricos que potencian los modelos participativos. De ahí que trabajar en equipo sea un “talento”, un saber hacer las cosas, y sobre todo un “talante”, un estilo o conjunto de habilidades sociales.

5. Gestor

“Dirigir es mucho más que ejercer un rango y un privilegio; es mucho más que ‘cerrar tratos'.
La gestión afecta a la gente y a su vida tanto en los negocios como en muchos otros aspectos. La práctica de la gestión merece nuestra máxima atención; merece que la estudiemos”. (P.Drucke)

Hay que evitar caer en falsas dicotomías entre liderazgo y gestión. Se ha de intentar no caer en la trampa de ver el liderazgo con una visión positiva y la gestión como algo negativo asociada a control y burocracia. El liderazgo sin la dirección es imposible y la dirección sin liderazgo sería irresponsable.

6. Desarrollar habilidades sociales

“Lo más difícil no es convivir sino comprender a los otros” (J. Saramago)

Nos lo jugamos todo en la relación con los otros. El líder tiene que desarrollar un “talante”, un estilo o modo de proceder que facilite la interacción. Tendría mucha relación con lo que hoy se entiende por actuar con “inteligencia emocional”

7. Capacidad de aprendizaje

“El liderazgo no es un lugar sino un proceso. No es un gen sino un conjunto de actuaciones observable y cultivables” (W. Bennís)

El líder tiene que tener una actitud de permanente aprendizaje. Es fundamental ser humilde y admitir que no se conocen todas las respuestas y que, por tanto, se necesitan el capital de experiencias y conocimientos de todos los implicados en cualquier proyecto.

8. Sentido del humor y posibilitar la creación de un clima o ambiente agradable

“Un ataque de risa es mejor que diez comprimidos de valeriana” (A.Frank)

El líder tiene que desarrollar un “talante” relajado que cree una atmósfera cálida y agradable. El clima laboral refleja el “tono emocional interno” de los empleados de la organización con respecto a distintos factores: cultura, integración organizacional, satisfacción laboral, motivación, nivel de productividad, etc.

9. Reconocer y valorar

“Año tras año preguntamos a los empleados qué les motiva, y año tras año nos dan la misma respuesta: un sentido de realización en las tareas que hacemos,
el reconocimiento de nuestros colegas y de la alta dirección,
el desarrollo de la carrera, el apoyo de la dirección
y entonces, y sólo entonces, el salario” (L.Lebby)

Todos necesitamos sentir que lo que estamos haciendo tiene un cierto sentido y de ahí la importancia del reconocimiento. No hay que darlo por supuesto. Es necesario, expresar y valorar el esfuerzo de los colaboradores. Desgraciadamente, la mayoría de las veces sólo se presta atención a los fallos y difícilmente apreciamos los logros de las personas.

10. Creatividad. Apertura. Flexibilidad. Abierto al cambio

“Los líderes del mañana tendrán que aprender cómo crear un entorno que acoja el cambio, no como una amenaza sino como una oportunidad. Creo que ésta será la única manera de dirigir una organización en un mundo lleno de turbulencias” (W. Bennís)

Es fundamental fomentar la capacidad de adaptación o flexibilidad ante las diversas circunstancias o contextos. Una persona insegura está “bloqueada” o “formateada” y cualquier nueva experiencia le perturba y provoca malestar. La persona madura se abre a nuevas experiencias y aquello que aparentemente es una amenaza lo convierte en una oportunidad.

¿Que es el Liderazgo?

Si le preguntáramos al lector ¿qué es el liderazgo?, probablemente la respuesta estaría basada en conceptos que implican dirección o guía, orientación, cumplimiento de objetivos, credibilidad, resolución de problemas, manejo de conflictos, saber escuchar, llenar expectativas, y respeto a otros. Se han enunciado aproximadamente 180 acciones que diferentes ejecutivos han identificado como propias del liderazgo. Sin embargo, quisiera sugerir en este sentido que todas estas acciones están relacionadas al manejo de la autoridad y no necesariamente al ejercicio de liderazgo.

El interés creciente que existe hoy en día en el tema del liderazgo se evidencia a través del aumento en el nœmero de libros y artículos sobre el tópico; por ejemplo, estudios sobre análisis del poder, o cerca de las características necesarias para ser un líder. La cantidad de literatura que el lector interesado encuentra a su disposición, es producto visible de un movimiento que abarca un sin número de propuestas sobre liderazgo: talleres de entrenamiento ejecutivo, cursos corporativos para mejorar el desempeño de aquellos que ocupan posiciones significativas en la organización, publicaciones, conferencias, etc. La diversidad de las propuestas refleja un desacuerdo considerable y crea confusión respecto a los conceptos fundamentales de liderazgo, poder, autoridad y gerencia.

¿Qué es liderazgo? ¿Es posible enseñarlo? ¿Existe actualmente una crisis de liderazgo, o es la crisis síntoma de un problema social más profundo que presiona las instituciones y hace más difícil gerenciar? ¿Qué funcione necesitamos que ejerza el liderazgo? O reformulando esta última pregunta de modo más productivo, ¿qué funciones son necesarias en el ejercicio del liderazgo?

Autoridad y Liderazgo son funciones superpuestas pero claramente distintas. Ambas utilizan los recursos del poder y la influencia. La autoridad es producto de la autorización formal otorgada por la empresa, y su representación formal es el titulo, cargo y/o posición a desempeñar por el gerente. El liderazgo es producto de la autorización informal otorgada por los subalternos a la persona que los dirige. Se da a través del convencimiento, la credibilidad en la dirección o guía, y la canalización de intereses y expectativas de los subalternos.

De hecho, el liderazgo puede definirse como una combinación de estas actividades, es decir, del respaldo a la innovación y al cuestionamiento del modo de hacer las cosas, y del ejercicio de la autoridad en una actividad que viene a restablecer o mantener el equilibrio del sistema social. De acuerdo con esta óptica, la dimensión crítica del liderazgo es la aplicación del poder e influencia a la bœsqueda de una definición y conceptualización diferente para la solución de problemas.

Según esta perspectiva, aquellos que en virtud de su posición e influencia eran llamados líderes por otras teorías, los denominaremos dentro de este contexto, figuras de autoridad, ubicando en esta categoría a aquellas personas que han llegado a altos niveles de autorización formal o informal. Si han ejercido o no el liderazgo es una pregunta regida por otros standards, que a través de un ejemplo, analizaremos a continuación.

El Ejercicio del Liderazgo
Tomemos a una importante figura de autoridad de nuestra sociedad el Presidente. ¿Es responsabilidad del Presidente mantener el equilibrio en la totalidad del sistema social? Si ocurren disturbios que generen un estado de emergencia, se espera que el Presidente los maneje, y que nadie neutralice las amenazas de las realidades peligrosas que se vislumbran en el horizonte. También se espera que sea capaz de resolver conflictos entre facciones diversas de su propia organización, y entre grupos de posiciones adversas dentro de la sociedad. Asimismo, se espera que si el electorado se encuentra descontento y suscribe dilemas, el Presidente esté en capacidad de atenderlas y proveer soluciones.

Sin embargo, el ejercicio del liderazgo a menudo va en contra de la esencia de estas expectativas. Generalmente no se espera que el Presidente arroje las responsabilidades de la definición y solución de los problemas de vuelta hacia sus subalternos, a pesar que el ejercicio del liderazgo requiera específicamente de esta reorientación del trabajo.

Tampoco se espera que el Presidente mantenga a fuego lento los conflictos entre las diferentes facciones hasta que éstas se ajusten unas a otras, a pesar de que para alcanzar una solución realista se requiere que los adversarios cambien sus hábitos. Así como tampoco se vería de manera favorable a un Presidente que le dijera a la sociedad lo que esta no desea escuchar. El ejercicio del liderazgo en estos términos podría resultar muy riesgoso.

A pesar de que el poder y la influencia proveen al Presidente de los recursos para el ejercicio del liderazgo, es decir, le proporcionan: información para interpretar políticas, instrumentos para movilizar la atención hacia problemas específicos, y palancas de negociación para lograr que facciones en conflicto establezcan acuerdos; se espera que utilice su autorización (poder de influencia) para restablecer el equilibrio y la ecuanimidad entre su gente, a veces a costa de evadir el trabajo requerido.

El Trabajo del Líder
Pero ¿quién define el trabajo requerido? De acuerdo con los conceptos que venimos manejando, el Líder tendría que encontrar el qué y el cómo. Pero ¿tiene ese líder que definir el trabajo de una organización o interpretar los tópicos ya existentes en el sistema social? ¿Tiene que manejar una agenda, a veces con la ayuda de consultores expertos, o identificar a través de diferentes mecanismos los tópicos que están maduros para que la organización trabaje en ellas? ¿Qué debe hacer el líder después de orientar la atención hacia esos tópicos?

Las funciones del ejercicio del liderazgo implican transformaciones a través de procesos creativos, de innovación y cambio. Procesos que involucran la responsabilidad de desarrollar intelectualmente a colegas y subalternos, estimulándolos e inspirándolos a trascender sus intereses personales y acceder a niveles superiores, a fin de satisfacer un propósito colectivo.

Son estas conductas las que amplían el ejercicio del liderazgo, y permiten que trasciendan, pues lo llevan más allá del espacio puntual al que lo habían reducido teorías anteriores centradas sobre la dirección o guía. Sin embargo, no debe sorprendernos el que dentro de nuestra sociedad aœn prive la bœsqueda de ese hombre a caballo, caudillo por excelencia, para que asuma el papel de guía. Las acciones de Guiar y Orientar de por sí, no definen el ejercicio del liderazgo. Los elementos claves que diferencian al gerente que ejerce el liderazgo del que no, son precisamente las capacidades que van más allá del rol meramente direccional, es decir, la creatividad, innovación, y el cuestionamiento de modelos mentales y sistemas de tradiciones existentes.